Escritores artificiales: nada nuevo bajo el sol

Por Matías Carnevale

Pablo Capanna, en Maquinaciones. El otro lado de la tecnología, cuenta la historia de los “autómatas de salón” que entretuvieron y asombraron a los europeos del siglo XVIII. El relojero suizo Pierre Jacquet Droz diseñó el primer robot capaz de usar una pluma para escribir unas frases, mientras que su hijo Henri Luis construyó otro autómata que escribía y dibujaba algunos sencillos diseños. El también relojero Friedrich Von Knauss le presentó en 1760 a la Emperatriz María Teresa, en Viena, una autómata que podía escribir frases breves (de un repertorio de hasta 107 palabras) con una caligrafía mejor que la media actual.

Pongamos fast forward por un par de siglos hasta llegar los Estados Unidos de 1984, cuando “Racter” (contracción de Raconteur, narrador, anecdotista), publica The policeman’s beard is half-constructed (La barba del policía está a medio construir, título con ecos de Philip K. Dick). Se trata, según la portada, del “primer libro en la historia escrito por una computadora” y “un viaje fantástico a la mente de una máquina”. Racter es presentado como “el escritor artificial más desarrollado en el campo de la prosa sintética actual”, pero parece que es algo diferente a una IA, que intenta replicar el pensamiento humano, mientras que Racter puede producir contenido original sin indicaciones de un operador humano, según el libro. Detrás de bambalinas se hallaban William Chamberlain y Thomas Etter, quienes pasaron cinco años escribiendo el programa. Chamberlain tenía berretines de escritor, de ahí que pudiera “enseñarle” a su hijo cibernético a escribir prosa. Quizás no sería tan descabellado comparar a Racter con una tabla ouija: una vez que se le señalaban las directrices, el resto lo hacía solo. Las ilustraciones, por Joan Hall, que acompañan la poesía y la prosa de Racter, tienen un aire montypythonesco apropiado para el surrealismo resultante de las combinaciones que el programa ejecutaba. 

Consideremos algunos de los textos, traducidos por quien suscribe (juro que no soy un robot):

More than iron, more than lead, more than gold I need electricity.
I need it more than I need lamb or pork or lettuce or cucumber.
I need it for my dreams.

Más que al hierro, más que al plomo, más que al oro necesito electricidad.
La necesito más que al cordero o al cerdo o la lechuga o al pepino.
La necesito para mis sueños.

A crow is a bird, an eagle is a bird, a dove is a bird. They all fly in the night and in the day. They fly when the sky is red and when the heaven is blue. They fly through the atmosphere. We cannot fly. We are not like a crow or an eagle or a dove. We are not birds. But we can dream about them. You can.

Un cuervo es un pájaro, un águila es un pájaro, una paloma es un pájaro. Todos vuelan de noche y de día. Vuelan cuando el cielo está rojo y cuando el paraíso está azul. Vuelan atravesando la atmósfera. Nosotros no podemos volar. No somos como un cuervo o un águila o una paloma. No somos pájaros. Pero podemos soñar con ellos. Tú puedes.

¡Hay que ver con qué insistencia escribe Racter sobre los sueños! ¡Onírica maquinola! Y esa capacidad para enunciar lo obvio… Pero no seamos tan duros con el software, del que sólo elegí estos textos. El libro contiene otras tantas maravillas como el verso pseudowhitmaniano y marítimo “Canto sobre langostas y sobre lenguados y sobre caballas” o la frase “Fascinantes cirujanos bailarán rápidamente con estenógrafas tropezando”. 

Cuando Bartleby, en el relato de Melville, prefería no copiar, probablemente estaba rechazando ejercer de robot copista, que es lo que hacen estas maquinitas-oráculo que hoy, e históricamente, nos han entretenido tanto. ¡Ah, humanidad!

Matías Carnevale (Tandil, 1980) es licenciado en lengua inglesa por la Universidad de San Martín y maestrando en literaturas comparadas por la Universidad de La Plata. En 2019 publicó En la tierra como en el cielo, cine estadounidense de ciencia ficción 1970-1989 (Editorial UNICEN). Coordinó la publicación de los libros Ray Bradbury, el hombre centenario (Catalpa, 2020), Exploraciones: ensayos en torno a Pablo Capanna (Ediciones UNQ, 2022) y Pull my daisy y otras experimentaciones, la Generación Beat y el cine (Alción, 2022). Colabora habitualmente en Infobae y Le Monde Diplomatique edición Cono Sur.

 

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