Perfiles: Cristina Peri Rossi

Identidad, existencia y desobediencia

por Natalia Neo Poblet

Entre el Río Uruguay y el Océano Atlántico nació en 1942 Cristina Peri Rossi. Poeta, ensayista, novelista y traductora. De niña sus padres la llevaban los domingos a pasear por la costanera para que viera la entrada y la salida de los barcos. Se quedaba horas mirando los transatlánticos sin saber ni presuponer que, por su militancia política, a sus veintinueve años iba a ser perseguida y no le quedaría otra opción que irse en uno de ellos para exiliarse en Barcelona. Sólo se llevó una valija vieja, un libro de versos inéditos y hojas en blanco para escribir. 

Muchos de sus poemas se refieren a su experiencia del exilio. Desde Montevideo a España, pero allí estaba el franquismo, así que se dirige a Paris un tiempo y luego regresa a Barcelona, donde termina instalándose definitivamente. Por vivir desterrada, su único hogar fue y es la escritura. Un espacio que la aloja y la abriga. En el poema: “Mi casa es la escritura” lo deja bien claro. 

En su paso por París conoce a Julio Cortázar con quien entabla una amistad entrañable en la que comparten cigarrillos, lecturas, salidas, sus propios textos y el gusto por los dinosaurios. La intensidad de esa relación continuó a lo largo de la vida. Mientras él vivía en París y ella en Barcelona se visitaban y se carteaban. Esa intensa relación deriva en un libro que la misma Peri Rossi escribió y tituló: Julio Cortázar y Cris dedicado a ese vínculo. 

Cortázar, en su antología poética Salvo el crepúsculo le dedica a ella cinco poemas. Él se fue enamorado, sabiendo que no era posible ese amor: A ella le gustaban las mujeres. Él escribe: 

(…) Todo se cumple en un reflejo de crepúsculo

tu pelo tu perfume tu saliva.

Y allí del otro lado te poseo

mientras tu juegas con tu amiga

los juegos de la noche (…)

(…) Nunca sabré por qué tu lengua entró en mi boca

cuando nos despedimos en un hotel

después de un amistoso recorrer la ciudad

y un ajuste preciso de distancias (…)

Vaya a saber a quién besabas,

de quién te despedías (…)


(…) Tienes a ratos

la cara del exilio

ese que busca voz en tus poemas (…)

Peri Rossi, hasta el día de hoy colecciona en su casa barcos de decoración. Los pone sobre los estantes de su biblioteca y en aparadores. Esas miniaturas son sinónimos de viajes, exilios, inmigración, orillas, litorales y representan a un mar poético. Su bisabuelo, un inmigrante europeo, fue el primero de su familia que desembarcó en Montevideo.  Peri Rossi en su poema El viaje escribe: “partir es siempre partirse en dos”. El exilio divide, arranca de la tierra y lleva a otra frontera donde persiste la extranjeridad de la lengua, de lo cotidiano y de lo más íntimo. No le fue fácil habitar otras orillas. En sus primeros tiempos en Barcelona vivía en un barrio de inmigrantes; con el paso del tiempo, fue instalándose en casas que estuvieran cerca de la costa. De modo de estar siempre cerca del mar, de ese espacio ilimitado y siempre en movimiento que es el océano. 

De niña leyó la biblioteca entera que tenía su tío en la casa de sus abuelos. Él era funcionario público, culto y misógino como la gran mayoría de los hombres leídos, lo define Peri Rossi en una entrevista. Cuenta que un día su tío le pregunta: ¿cuántos libros hay en la biblioteca escritos por mujeres? Ella inmediatamente le responde que tres: Una novela de Virginia Wolf, una antología poética de Alfonsina Storni y otra antología poética de Sylvia Plath. Y cómo terminaron esas tres mujeres le pregunta su tío. Las tres se suicidaron, responde. Aprendé: las mujeres no escriben y si escriben se suicidan, le dijo él tajante. Yo voy a ser escritora y lo del suicidio lo dejo para más adelante, le contestó Peri Rossi. La realidad superó la ilusión que tenía esa niña que, de grande, terminó siendo traducida a más de 15 idiomas y ganadora del máximo galardón en la lengua castellana, el premio Miguel de Cervantes en el año 2021. Fue la sexta mujer en ganarlo. 

El ansia de poder y la ambición económica, algo muy masculino, atravesó sus primeros años de infancia por haber nacido en plena Segunda Guerra Mundial. En su infancia sintió que el mundo era muy peligroso fuera de Montevideo, pero hubo tres libros que leyó de niña y que la marcaron y la ayudaron a pensar y a escribir con perspectiva de género en un mundo patriarcal: El diario de Ana Frank, El quijote de la mancha de Cervantes y La madre de Máximo Gorki. Logró convertir la lucha en escritura.  

Su madre, maestra, tenía muy mala relación con su marido y eso hacía que se apoye en su hija frente a algunos episodios de violencia que vivía en la casa. “Mi madre y yo éramos una pareja perfecta”, escribe Peri Rossi en su libro de relatos La insumisa. Pero a la vez, su madre le decía “sos igual a tu padre”. Para ella era una condena lo que implicaba esa frase corta y contundente. En ese eslogan, la niña interpretaba que entonces no se merecía el amor de ella porque la hacía sufrir al igual que su marido. La inquietaba no saber cómo podía parecerse al ser que más detestaba. Hasta que un día comprobó que se odia a quien más se te parece. Coincidían en la timidez, la soledad, la melancolía, el gusto por la bebida y la pasión por las mujeres. 

De niña le gustaban las mujeres y entrada su adolescencia comenzó a tener relaciones amorosas con ellas. Muchos de sus poemas están dedicados a amores perdidos, no concretados, encuentros azarosos, añorados. Consagra sus poemas al amor de los cuerpos femeninos y al amor por las palabras. El uso de su lenguaje muestra la estructura del deseo y se declara en un lenguaje erótico, sensual y audaz. 

Arma con el alfabeto una relación sexual simbólica. A través de los estribillos va y vuelve. Juega con las vocales y las consonantes casi como el amante y el amado que construyen una lengua propia, como también lo hacen el lector y el escritor. Escribe entre identidad y existencia y entre desobediencias y resistencias. Peri Rossi se arriesga al descubrimiento porque es el único lugar posible en el que permanece viva.

Abrir chat
Hola, ¿En que te puedo ayudar?
Hola 👋 soy colaborador de Fundación La Balandra 😊 Mi nombre es Milton. ¿En qué te puedo ayudar?