Lecturas: Las señoritas

La educación importada

por Natalia Brandi

Entre 1869 y 1898 llegaron a la Argentina poco más de sesenta maestras, provenientes de los Estados Unidos, en el marco del polémico y costosísimo proyecto ideado y llevado a cabo por Sarmiento, impulsado por su conocido fanatismo hacia la “civilización” del país del norte y al que destinó más de la mitad de los impuestos del momento. 

Periodista, biógrafa, autora de crónicas y ensayos, Laura Ramos –luego de su anterior libro sobre las hermanas Brontë–, ha devenido también historiadora. En Las Señoritas realiza una minuciosa investigación sobre las vidas de una veintena de estas mujeres “importadas” por el empecinamiento sarmientino. La autora se encontraba en Boston, investigando sobre Louisa May Alcott, y entre la documentación dio con un grupo de filósofos trascendentalistas, al que pertenecían la propia Alcott y Mary Mann, amiga íntima de Sarmiento y pilar fundamental del proyecto de las maestras. Ramos decidió entonces dejar atrás a la autora de Mujercitas y dedicarse a investigar sobre Mann como la punta del ovillo que la llevaría a descubrir documentos, cartas y fotos para reconstruir la vida de las maestras que decidieron venir a la Argentina a enseñar en un idioma que desconocían.

Aunque en rigor sea un libro de historia, cada capítulo dedicado a una de las maestras es una novela en sí misma; aquellas que aparecen en un pasaje como personajes secundarios, en el siguiente son las protagonistas. 

En esta biografía la autora no se esconde, sino que participa con su yo narrador y hace partícipe al lector de su pesquisa, de la sorpresa de sus hallazgos, y toma partido y emite opinión sobre las fuentes de las que proviene su investigación. De tal manera que el lector va dialogando con la autora y con los descubrimientos que le acontecen.

¿Qué motivaba a estas mujeres a emprender tremendo viaje? Algunas lo hacían por desavenencias económicas y otras por puro desafío pedagógico y aventurero. Dice Ramos: “me llamó vivamente la atención que el padre mandara a sus hijas a trabajar de gobernantas para sufragar los estudios y las prácticas de su hijo varón. Esa noción de sacrificio en la mujer, esa entrega del propio ser, no siempre voluntaria y a veces en franca disconformidad, volvió a aparecer en esta investigación.”

Sarmiento exigía que fueran jóvenes, bonitas, que tuvieran buenos modales, que pertenecieran a familias distinguidas y practicaran gimnasia. Entre muchas de ellas había parentesco. Las clásicas señoritas bostonianas, según Henry James. Eran mujeres estrictas, rectas y protestantes. Esta última cualidad fue un obstáculo importantísimo y subestimado por Sarmiento, que no tuvo en cuenta la fuerte impronta de la religión católica en cada una de las provincias a las que destinaba a las mujeres. A punto tal que, si alguna moría, como era habitual, por ejemplo, por tifoidea, no les era permitido ser enterradas en el cementerio por su condición de no católicas, sino fuera de los muros del cementerio local. 

Buenos Aires, aún no tenía el puerto, así que los barcos se detenían a una veintena de kilómetros de la costa para trasladar a las pasajeras en barcazas, siempre que el barro no lo impidiera. Entonces llegaban “aupadas”, encima de jóvenes atléticos. Una de ellas cuenta que lo hizo cargada por Nicolás Mihanovich, en ese entonces un changador croata. Nos enteramos, por ejemplo, que un joven Yrigoyen trabajó como profesor de historia en una de las escuelas. Hay también un capítulo donde conocemos la historia de amor de los abuelos de Borges, dado que Fanny, la abuela inglesa, era amiga íntima de las maestras y les daba alojamiento en su casa de Paraná. 

Eran mujeres tan particulares y, como dice su autora, proto feministas, que un par de ellas se arriesgaron a cruzar los Andes a lomo de mula por simple espíritu de aventuras. Trabajaron en el ámbito público, pero también en la educación privada, se vieron envueltas en enfrentamientos armados, se espantaron con la naturaleza invasiva de las vinchucas y con la vestimenta de los gauchos. Algunas cumplieron su contrato y volvieron a su país, otras se afincaron aquí, pero ninguna se casó con un argentino.

Es Las señoritas un libro para disfrutar desde los minuciosos detalles de la cotidianidad, las costumbres, las intimidades, los miedos de estas mujeres que llegaban a un país en plena construcción.

Abrir chat
Hola, ¿En que te puedo ayudar?
Hola 👋 soy colaborador de Fundación La Balandra 😊 Mi nombre es Milton. ¿En qué te puedo ayudar?