Lecturas: El ente

Entre la mirada crítica y la empatía

Por Diego M. Herrera

El enteEmpleados públicos comentan la próxima jubilación de Nelly, la veterana de la oficina. Debaten acaloradamente sobre quién debe cubrir la vacante, presionan, argumentan, ruegan, patalean y aprietan. Con esta escena típica de rosqueo en una oficina estatal comienza la primera novela de Luciana Strauss, El ente (Alto Pogo, 2018).

En la novela, diversos personajes desarrollan la trama. Está Laura, la joven antropóloga que se siente sobre calificada para el puesto, también está El Roly el burócrata sindical que dice tener la clave para todos los problemas, Carla, su amante y, por supuesto, Nelly, que también rosquea para escapar de su destino de jubilación inminente.

En El ente los espacios adquieren protagonismo simbólico y concreto a la vez. Las oficinas son asfixiantes en su rutina monótona, los pasillos son los lugares de los secretos y negociaciones y el cielo (la terraza) se muestra esquivo por los designios alucinógenos de su lumpen guardián, El Roly. Si existe un cielo, también existe un infierno. Bajando las escaleras se llega a la oficina de Personal. Esta sucursal del inframundo espera que sus presas se acerquen queriendo transar algún ascenso, merecido o no, para devorar sus sueños.

Un personaje de la novela tiene la clave para entrar a otra dimensión. Abriendo un cajón de su escritorio la realidad se trastoca, se torna imprevisible y entidades misteriosas interactúan con humanos en aventuras disparatadas.

La novela tiene en varios pasajes un humor negro, picante, que remite al mejor Vonnegut, donde nos descubrimos como lectores riéndonos a carcajadas de cosas que pueden ser terribles. En otros momentos, la representación de la burocracia nos hace recordar a Kafka y a sus laberintos pesadillescos. En la síntesis de esos dos polos la novela encuentra el tono adecuado para, a pesar de tener una mirada crítica de la burocracia estatal y de los vicios de algunos de sus empleados, dejar espacio también para la amistad, la empatía y para mostrar que un destino mejor les espera a sus protagonistas si logran conectarse con las fuerzas vitales que están fuera de El ente

 

El ente fue finalista del Primer Concurso de Narrativa Bernardo Kordon, organizado por las editoriales Conejos y Paisanita, en 2015.

 

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