Una recorrida por la feria de los lectores
Con resultados que superaron lo esperado, a pesar de la crisis editorial, una organización que mostró sus fortalezas y un cronograma de charlas imperdibles la Feria de Editores (FED) se consolidó como el evento literario del año para los lectores argentinos.
ECOS DE LA FERIA DE EDITORES
El fin de semana pasado, se realizó la 8° edición de la Feria de Editores en la Ciudad Cultural Konex. Fueron tres días intensos, por donde circularon 14000 visitantes, se entregaron 5000 mil catálogos gratuitos —que reunían información de 300 librerías y 250 editoriales participantes—, se concretaron 190 reuniones entre profesionales del sector y se llevaron a cabo 12 charlas y 4 talleres con un total de 120 participantes.
Sin embargo, estos son sólo datos duros que apenas brindan una idea general del movimiento que se desarrolló, y que no hacen justicia al ambiente festivo generado en cada una de las jornadas de la FED. Decirlo así suena demasiado simple, demasiado frío, cuando el verdadero espíritu que inundaba los pasillos del Konex nada tenía que ver con la simpleza, sino todo lo contrario. Quienes visitaron la FED sabían qué querían; deseaban intercambiar, escuchar recomendaciones, pero sobre todo encontrarse cara a cara con los editores y sus libros.
“Este es el espíritu de la FED”, nos explicó Víctor Malumián, cofundador de la feria y responsable de Ediciones Godot, “en este evento los lectores tienen acceso directo a contactarse con el editor del libro que están buscando”.
Para Malumián, la FED “permite que los lectores vayan conociendo colecciones y la temática de las editoriales”. Lo cual significa que “alguien interesado en narrativa sabrá dónde ir a preguntar, y quienes gusten de los libros musicales tendrán chance de conversar con los referentes actuales de ese tipo de textos”. En el caso de quienes se acercaban por primera vez, la propuesta era a la inversa, “decinos qué te gusta leer y te recomendamos por dónde empezar”.
De esta manera, los visitantes dividieron sus visitas entre el salón, donde los sellos desplegaron su arsenal de títulos, y la asistencia a las charlas que se impartieron en el auditorio —siempre a su máxima capacidad— y que incluyeron disertaciones de referentes de la literatura latinoamericana actual, como Beatriz Sarlo, Santiago Kalinowski, Ferréz, Lucía Tennina, Guillermo Piro, Daniel Guebel y Edgardo Scott, entre otros.
El punto máximo de ventas y concurrencia fue el domingo. Los editores aseguraron que viernes y sábado el público se dedicó a investigar, mirar y recibir recomendaciones, dejando para el domingo la concreción de las ventas que, en algunos casos, hasta superó los niveles de la edición anterior.
En ese contexto supimos que la novela Deslinde (Hojas del Sur, 2018) de Debret Viana, así como Cometierra (Editorial Sigilo, 2019) de Dolores Reyes y Pulpa (Obloshka, 2019) de Flor Canosa, fueron algunos de los títulos más buscados en narrativa. Del mismo modo, autores clásicos de las letras rioplatenses, como Felisberto Hernández y Macedonio Fernández, también atrajeron compradores que en muchos casos repusieron títulos extraviados o prestados.
PROYECTOS EDITORIALES EMERGENTES
Entre los sellos que acercan sus propuestas editoriales año a año a la FED se encuentran algunos emergentes, caracterizados no sólo su calidad literaria sino también por la particular selección de autores que conforman sus catálogos.
VOCES AFRICANAS
Desde hace año y medio, la Editorial Empatía publica una cuidada selección de autores africanos vivos, de distintas edades, bajo la consigna de dar a conocer historias que acerquen a tiempos y geografías sobre las que, hasta ahora, han circulado escasas ficciones en esta zona del globo.
“No tenemos imágenes mentales de África por falta de lectura sobre este continente”, nos contó Marcela Carbajo, directora de Editorial Empatía. “Sin embargo, celebramos una orgullosa revalorización del componente afrodescendiente en estas latitudes” algo que, según aseguraba, “se traduce en la composición de grupos de estudio, y un compromiso que nos acerca”. Para el sello es importante “dar a conocer aspectos de esta cultura tan rica y de la cual este rincón del mundo ha formado parte en los últimos cuatro siglos”.
El marco de la FED resultó muy positivo para acercar el catálogo de la editorial al público. La recepción, dijo Marcela Carbajo, “fue impactante y muchos lectores se acercaron a conocer los títulos y autores”. Una particularidad fue que un buen porcentaje de ventas correspondió a las compras que efectuaron escritores que, sorprendidos, descubrieron la propuesta de la editorial.
En el ranking de imprescindibles de la editorial, se encuentra la ANTOLOGÍA. Escritores africanos contemporáneos que compila relatos de once autores: Cat Hellisen, Chika Unigwe, Doreen Baingana, Lily Mabura, Mandla Langa, E. C. Osondu, Helon Habila, Siphiwo Mahala, Abdourahman Waberi, Binyavanga Wainaina y Patrice Nganang, un pantallazo general de la diversidad narrativa de ese continente. Y Cántico de la acacia, quinta novela del escritor togolés Kossi Efoui, donde con un particular ejercicio poético se relatan las historias encontradas de varias generaciones de mujeres del Togo, Guinea y Costa de Marfil.
TRADUCCIONES Y LIBRO OBJETO
Buchwald fue otro de los sellos que nos sorprendió en la FED’19. Una editorial especializada en libros hechos a mano y traducciones del alemán, donde cada ejemplar es un bello objeto de colección. Sus tiradas son mínimas, 50 ejemplares por título, elaborados artesanalmente, cosidos a mano, con tapa entelada y serigrafiada.
Según nos comentó Sol Correa, editora del sello, la FED se ha convertido en el evento más esperado. “Somos una editorial pequeña y es el momento del encuentro con los lectores. Aquí pueden ver y tocar el libro que muchas veces conquista al futuro lector, por su condición de objeto diseñado especialmente”. También agregó que “es cierto que muchos lectores buscan los títulos porque conocen a los autores, pero en general se da un mix entre soporte y contenido”.
Y coincidimos, en el caso de Buchwald cada publicación está acompañada por un diseño que conquista a primera vista. Es imposible no detenerse a observar el cuidado de cada detalle, donde el concepto estético dialoga con el material y termina sorprendiendo al lector apenas abre el libro de su elección.
El catálogo de Buchwald incluye narrativa, ensayo y crónica periodística. Vale la pena destacar los textos de Walter Benjamin, las notas de viajero de Joseph Roth compiladas en el libro Viajes y hoteles, y la novela dadá Tenderenda el soñador, de Hugo Ball.
TOPOGRAFÍA LITERARIA
Convocados por la editorial Alto Pogo, la escritora Margarita Garcia Robayo (Colombia) y los escritores Gustavo Espinosa (Uruguay) y Simón Ergás (Chile) trazaron un mapa de lecturas latinoamericanas, donde los ejes incluyeron ensayo, novela, relato breve y cuento. Entre los libros recomendados figuran el volumen de cuentos El mundo no necesita más canciones (Ediciones La Parte Maldita, 2017), de la argentina María Eugenia Ludueña, y las novelas El Museo de la bruma (Laurel editores, 2019), del chileno Galo Ghigliotto, y Derretimiento (Hum, 2007), del uruguayo Daniel Mella.
ESCRIBIR EN COMPAÑÍA
Las escritoras Dolores Reyes y Vera Giaconi fueron invitadas por la editorial Sigilo a mostrar la trastienda literaria de la escritura, un diálogo en el que se ponderó la importancia de vivir el proceso en compañía.
Dolores Reyes es madre de cinco hijos, docente y tallerista y, según contó, tuvo que apelar a una fuerte templanza y decisión para mantener el ritmo de trabajo que implicó la escritura de su primera novela: Cometierra. Sin embargo, no estaba sola, contó con la compañía de Vera Giaconi, como engranaje fundamental durante la edición del libro, y también de Selva Almada y Julián López, coordinadores del taller donde germinó la novela.
Tanto Dolores como Vera coincidieron en que el trabajo en los bares muchas veces se convierte en el momento más enriquecedor a la hora de evaluar la variable «tiempo versus producción».
“La presión positiva, las fechas concretas de entrega, la lectura de autores que aborden las temáticas sobre las que se quiere escribir, e incluso el acompañamiento vía Skype de alguna amiga escritora que nos mire mientras escribimos”, fueron algunos de los consejos de escritura que compartieron al cierre del diálogo.
LITERATURA DE LA PERIFERIA
Una de las charlas más esperadas en el cronograma de la FED’19 fue el diálogo entre el escritor brasileño Ferréz (Reginaldo Ferreira da Silva) y su traductora Lucía Tennina, convocado por Ediciones Corregidor, sello que lo publica en Argentina.
Fue una conversación abierta en donde el público pudo conocer los orígenes y la obra de este escritor de la periferia brasileña. “La literatura marginal nace de la falta”, contó Ferréz, “los márgenes son lo que completa al todo. Llegué a la literatura sin pedir permiso. Al principio mis amigos no compraban mis libros porque no leían, y si los compraban no los entendían, pero siempre los robaban de los negocios donde los ponía, así que pensé: mientras los roben hay esperanza.”
Ferréz escribe una literatura marginal, una literatura que nace de las favelas. Es un agitador cultural que promueve la literatura en las poblaciones más pobres, pero que también busca rescatar y mantener, sobre todo en los más chicos, las raíces de la cultura brasileña.
LA LENGUA EN DISPUTA
Y no podíamos dejar afuera de este resumen de la FED’19, el diálogo que mantuvieron Beatriz Sarlo y Santiago Kalinowski acerca del uso del lenguaje inclusivo. En el encuentro, en donde la escritora Cecilia Fanti ofició de mediadora, Beatriz Sarlo repasó algunos conceptos acerca del lenguaje y aseguró que “no se modifica por el deseo de un grupo de mujeres de capas medias”.
Según Sarlo, “es difícil pretender establecer reglas en diez o veinte años”, recordando el uso político de la palabra “gaucho” en el XIX. “Las palabras son atravesadas por el mundo moderno”, dijo, como en su momento ocurrió con la prohibición en el uso del término “niger” en Estados Unidos. Y, si bien se celebra la valoración y el deseo inclusivo que proponen las nuevas vueltas del idioma, “el lenguaje tiene sus propios tiempos”.
Por su parte, Santiago Kalinowsky destacó el uso político del lenguaje y la función de la Academia Argentina de Letras. Para Kalinowsky, el lenguaje inclusivo es una toma de posición y por eso hay que seguir usándolo. Desde su punto de vista, “toda intervención a la lengua tiene su reacción y nada tienen que ver sus leyes de uso con los debates que se plantean en el seno de la sociedad”.
Ambos coincidieron en que la raíz de la lucha inclusiva tiene un fuerte componente social y cultural, y por eso es importante la posibilidad de que cada sujeto pueda decidir su uso, sin imposiciones ni juicios previos. “Sabiendo que el uso de la ‘e’ puede funcionar como alternativa superadora a otros formas de uso”, dijo Kalinowsky. Pero sin la omnipotencia de creer que el lenguaje se transforma en veinte años. Para Sarlo, “la propuesta es volver también a la buena literatura y ver desde allí cómo se hace parte de la historia del lenguaje”.
Una propuesta no pasó desapercibida: la recomendación de acercarse a los textos de ficción de la escritora Gabriela Cabezón Cámara. Y en el aire quedó la sensación de que si bien el uso del lenguaje inclusivo ya es una práctica social y política, aún queda un largo camino por recorrer para considerarlo como parte del lenguaje académico.
Cobertura: Mariana Iglesias de Coolturarte para la Fundación La Balandra.