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Literatura y deportes: La madre de Racing

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Literatura y deportes:

La madre de Racing

por Alejandro Duchini

“Tita es una pionera del fútbol argentino. No solo de Racing. En un mundo machista se construyó un espacio propio y se convirtió, a lo largo de casi 80 años, en testigo y parte de la historia de uno de los clubes más importantes de la Argentina. Tita es, a mi juicio, la persona más importante en la historia de Racing y, si me apurás, del fútbol argentino”, dice Marcelo Izquierdo, autor del libro Tita, la madre de la academia (ediciones Al Arco). En casi 200 páginas cuenta la vida de una mujer que nació y vivió en el estadio de Racing.

Tita Mattiussi es un personaje. Si Hemingway decía que no hay malas historias, Izquierdo ratifica que no solo está ante una muy buena historia, sino que sabe cómo contarla: tanto de la simpleza como de la riqueza que hubo en Tita. Porque a la vez es la historia de Racing. Izquierdo nos hace viajar desde la gloria de Montevideo –con el gol del Chango Cárdenas dedicado a Tita– a la desazón del “Racing Club Asociación Civil ha dejado de existir”, en 1999. Tita tenía 80 años y el corazón roto. Racing era su vida. Había sobrevivido sentimentalmente a la tarde del descenso durante los pálidos años ‘80 y a fines de esa década compartiría la alegría de la Supercopa con su amigo Alfio Basile y ese tipazo que dice fue Ubaldo Matildo Fillol.

Elena Margarita Mattiussi era la hija del canchero de Racing, César, y de la lavandera, Ida. Vivían en una casa de madera que luego fue demolida para construir otra de material, donde continuaron viviendo. Cuando fallecieron sus padres, Tita siguió habitando el estadio. Los jugadores de todos los tiempos compartieron penas y alegrías con ella. Desayunaban, almorzaban, merendaban o cenaban en su casa. Omar Corbatta –símbolo de la Academia– se hizo amigo de ella. Ella lo consideraba un hermano y lo cuidaba en sus últimos tiempos. Pero no pudo sacarlo del alcoholismo. Con ojo clínico, Izquierdo nos cuenta que en la última gran crisis el club dejó de pagarle. Fueron los jugadores los primeros en darle una mano.

“No solo fue la encargada de la pensión del club. Fue también la Madre de la Academia. Mientras investigué sobre ella, me encontré con que Tita fue, ante todo y antes que nada, una mujer. Una mujer que se enamoró en el club, que tuvo una historia de amor muy profundo con un jugador a fines de los años 30 y otras ‘historias’ menos intensas. Tita fue una mujer a la que el mundo Racing intentó convertir a lo largo de los años ‘en uno más de nosotros’. Quitarle su femineidad, y convertirla solo en Madre. Pero antes que madre fue primero hija de los héroes del amateurismo que ganaron 7 títulos consecutivos, después fue hermana de los jugadores en el tricampeonato del 49, 50 y 51 y, finalmente, se transformó en madre con la Copa Intercontinental en el 67”, resume Izquierdo.

Para reconstruir la vida de Tita, el autor recurrió a varios medios. Pero lo más jugoso lo encontró en el Archivo Histórico de Racing, una joya de la cultura. También indagó entrevistas que le hicieron para diversas revistas. Entre ellas, El Gráfico. Algunos periodistas la quisieron ridiculizar con sus preguntas machistas y otros la minimizaron por su condición de futbolera. Contra todo eso tuvo que luchar Tita por su amor a Racing. En YouTube se puede ver una entrevista que le hizo el recordado Fabián Polosecki para el programa El otro lado.

Peronista, entre las fotos de su casa estaban las de Juan Domingo Perón y Eva. Cuando a fines de los ‘40 comenzaron los trabajos de remodelación del estadio, se opuso a sus padres, quienes querían aceptar el ofrecimiento del club para mudarse a unas pocas cuadras. No quería moverse de la cancha. Tampoco se movió en 1954, cuando derribaron la casa de madera en que nació. “Lloró”, dice Izquierdo. Ella decía que no era de llorar. Pero volvió a llorar cuando el plantel le ofreció llevarla de viaje a Escocia para la final Intercontinental contra el Celtic. Aceptó y hasta se cruzó con Sean Connery, entonces el agente 007. Y de Escocia fue a Avellaneda y luego a Montevideo para el desempate.

Izquierdo está convencido de que el de Tita es un caso único: “No conozco a nadie que haya nacido en un club, debajo de una tribuna, que haya dedicado su vida entera a ese club y que solo se haya ido para morir. Tita es única e irrepetible. Simboliza una época que ya no existe y que no va a volver”. Tita falleció en el Hospital Fiorito el 3 de agosto de 1999, a los 80 años y casi cinco meses después de que se anunciara la desaparición de Racing. Su anhelo era fallecer en su casa. Había pedido, a contrapelo de lo habitual, que no esparcieran sus cenizas por el césped. “Decía que Racing andaba mal por todos los hinchas que pidieron que sus cenizas sean esparcidas en la cancha. Decía que daba mala suerte y pidió especialmente que no lo hagan con ella”, aclara Izquierdo. Le debían 15.700 dólares. El último partido de Racing que vivió fue un 4 a 0 abajo contra San Lorenzo. La velaron en la sede del club.

Izquierdo dice que su libro no es solo sobre Tita, sino además sobre la historia de Racing: “Tita es Racing. Tita es la parte más importante de la historia de Racing. Mucho más que cualquier jugador, Tita es por lejos la persona más importante de la Academia”. Lamenta que las nuevas generaciones de hinchas sepan poco de ella, aunque destaca que “el legado de Tita no se va a perder. Ahora las nuevas generaciones tienen un libro al que recurrir para conocerla un poco más. Eso me llena de orgullo y me deja más tranquilo”.

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