Lecturas: Discotecas por fuera

La casa de Ur

por Germán Viso

En su libro La fenomenología del fin, el filósofo italiano Franco “Bifo” Berardi traza un sintético diagnóstico sobre los cambios radicales en las formas y condiciones de producción material y simbólica: “En el curso de los últimos treinta años, la transición desde la tecnosfera mecánica a la digital ha provocado una mutación en la textura de la experiencia humana y en el tejido mismo del mundo”. Y este parece ser el corazón de Discotecas por fuera, la última novela del escritor barcelonés Víctor Balcells, el cambio en la cimentación de las vivencias y la urdimbre de las relaciones que constituyen las concepciones de la existencia.

Lo digital es ante todo un mundo inscripto en las superficies de las cosas, respondiendo de manera cabal al principio de Warhol, de que la profundidad de las cosas se desliza en la continuidad de la piel. La extensión como sustancia, y el accidente, su singularidad. Un mundo de conexiones continuas, donde el vínculo afectivo no solo está roto, sino también aparentemente, carente de posibilidades de realización.

Es en este espacio, de permanente intermitencia, entre lo concreto y lo virtual, teniendo como clave de sus apariciones los efectos visibles sobre los cuerpos, donde la historia de Víctor va a tener lugar. Lo reconocemos al principio en una escena en trance de separación amorosa. A lo que contrapone, en un acto reflejo de evidente evasión, la compra de un dominio en internet de diversos y variados monstruos, en el que se encerrará, sin poder evitar la aparición del otro como un reflejo distorsionado.

Cuando los signos del alejamiento tajante se hacen irreprochables, Víctor abandona la casa que compartía con Ur, su pareja, para irse a vivir primero con su madre, y luego a lo de su amiga Ju, en un piso que comparte con otros desarrolladores de páginas web. Dos programadores que gestionan sitios de pornografía, una posicionadora al frente de un sitio de maternidad y un despechado en duelo de amor e ideólogo de una monstruopedia, van a formar una insospechada resistencia de lazos un tanto endebles. 

La amenaza, que se podrá reconocer por sus secuelas en los afectados, será descripta antes que definida. Bautizada con el nombre del Halo, se propagará a través del ciberespacio de forma desigual, pero con un impacto intenso. El líder de la organización llamada La cúpula, el sabio filantrópico Constantin, (quizá el único experto en el enemigo, y que ha resumido su saber en el Libro Negro, el texto de referencia ineludible) reparte entre los miembros actividades y acciones tendientes a lucha contra la fuerza entrópica del Halo. Este grupo de cognitariados (trabajadores cognitivos precarios y celularizados, en palabras de Berardi) entregados al combate en el campo digital saben que el dominio de la fuente es la fuente del dominio, y se arriesgan para contrarrestar la colonización de los sujetos a través de los dispositivos informáticos.

Y en el camino los cuerpos se transforman, sobre todo declinan, la infección se hace síntoma y el vacío es la práctica seriada de un conjunto de actos en un círculo que consume lo que encierra. Si como afirma Giorgio Agambem, los dispositivos nos recluyen en las formas que postulan y refractan, solo podemos resistirlos visibilizando las estructuras que los presuponen. Así y todo, como le sucede a Víctor, es fácil confundir al fantasma con lo real, y de seguir por ahí lo que resta es extinguirse en la obsesión. Y cabría preguntarse hasta qué punto no estamos sumidos en un juego de espejos, alienados en la inmediatez aparente de contenidos intangibles, presos de brillantes superficies negras en las que se abisman nuestras miradas.

Discotecas por fuera es el relato de un lento y virulento desasirse del objeto amoroso. Una novela en donde el lenguaje en forma de bucles semánticos atraviesa a los personajes. Un lenguaje que opera como una invasión de las subjetividades, arrastrándolas a compulsiones que las alejan de los modos superiores del afecto real. Y que, sin embargo, intentan resistir, conjurando la abstracción y el desapego del código, para afirmar de esa manera, sus singulares formas de ser y estar con los otros.

Abrir chat
Hola, ¿En que te puedo ayudar?
Hola 👋 soy colaborador de Fundación La Balandra 😊 Mi nombre es Milton. ¿En qué te puedo ayudar?