Lecturas: Un futuro anterior

La intimidad de crecer

por Natalia Brandi

Mauro tiene novia, pero conoce a Leticia en una fiesta, la vuelve a cruzar en un bar y en el patio de la Facultad de Letras. Ambos tienen poco más de veinte años y ella empieza a salir con un amigo de él. A partir de ahí los tiempos se aceleran y los vínculos se intensifican, inician una relación secreta llena de culpa, por parte de Mauro, que es quien narra esta historia con marcado tinte porteño. La calle Puan, la esquina de Martín de Gainza y Felipe Vallese del barrio de Caballito, un bar sobre Armenia en pleno Palermo, son algunos de los escenarios que particularizan y posibilitan el desarrollo de los acontecimientos de Un futuro anterior (Sextopiso, 2022), además de abrevar en la belleza de la prosa: Era la época previa a los grandes arraigos (la convivencia, los hijos, el trabajo en relación de dependencia) y esa volatilidad que en otro momento puede ser la causa de terribles angustias, a los veintitrés años era un cheque en blanco que si usábamos con un mínimo criterio, luego nadie nos cobraría”.

Mauro Libertella narra esta nouvelle a mitad de camino entre la autoficción y el ensayo. La historia sostiene un tono íntimo y sincero, que perdurará a lo largo del relato y será uno de los puntos fuertes de la narración. Esta voz, tan bien lograda, atrapa e imposibilita que soltemos la trama y que no nos interese tanto aquello que vaya a suceder, ya que estamos arrobados “oyendo” una historia que encara los sentimientos sin falsos pudores. 

Libertella nos cuenta una década de su vida en la que vemos la transformación sentimental de un varón hétero de clase media acomodada, sus neurosis, sus miedos y, también, su crecimiento como escritor: “Vuelco las fechas en mi cuadernito rojo. Trato de ordenar los tiempos, las secuencias. Voy escribiendo este libro sin que nadie se entere. Me remonto a esos años clandestinos y la escritura también se vuelve, a su modo, secreta. Escondo la libreta de anotaciones en lo más profundo de mi mochila y cuando alguien me pregunta qué estoy escribiendo, uso una palabra comodín: nada.”

La historia se divide en tres partes, y de la segunda en adelante la visceralidad y la angustia de los vínculos irá menguando, y ese tono tan bien logrado se enriquecerá con reflexiones y conceptos que acercarán la obra a una suerte de ensayo sobre ser varón en estos tiempos, sobre volverse adulto, ser padre, formar familia y sostener el amor lejos de cualquier cliché.

Los hechos de un pasado próximo (o de un futuro anterior) son mirados con una nostalgia sincera, lejos de la pátina color sepia. El narrador reflexiona sobre los amigos que quedan en el camino, las cosas que se pierden y los riesgos que se toman por perseguir una felicidad idealizada.

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