Lecturas: Imposible salir de la tierra
Sin vías de escape
por Victoria Martínez
Suele sucederme mientras duermo, en ese momento en que creo que el cerebro se ha despertado y puedo ver la penumbra de la habitación, que mi cuerpo no responde. Doy la orden para mover el brazo y sigo inerte. No logro identificar si es una forma del sueño o un despertar violento. Dura tal vez unos segundos. Fatales. Porque es en ese lapso casi imperceptible en el que entro en pánico, me invade la desesperación, se agolpan todos los miedos y el miedo da paso a un terror espontáneo salido de la más cotidiana de las acciones: despertar por la mañana.
Imposible salir de la tierra representa esa inmovilidad, la sumatoria de mis miedos cotidianos. Ese querer salir de la cama, a la calle, al mundo. Viajar. Aunque esos viajes nos devuelvan a la terrible certeza de que no hay vías de escape. Se puede escapar de la casa, del hospital, del país. Pero no se puede huir de las obsesiones, de la violencia, de la enfermedad, de los deseos abrumadores y, mucho menos, de la muerte.
Los once relatos feroces que componen este libro son diversos, pero se encuentran vinculados por el hilo sutil del realismo aplastante de una cotidianeidad que envuelve a los personajes hasta ahogarlos. No son capaces de reconocer que las cosas podrían ser mejores, porque no hay en sus vidas recuerdo de un pasado mejor, ni promesa de un futuro.
“Me has sacado, me has saqueado”, se dice como en un rezo Victoria, el personaje central de “La epidemia de Traiguén”, cuento que abre el volumen. De ella dirán luego que estaba muy loca, pero aún presa de un estado de furia irreversible, no será capaz de decidir su propio destino. Este le caerá encima cuando salga a buscarlo. Ella, junto con otros personajes que circulan por “Yo, Claudio”, “Gorilas en la niebla” y “El olor de los claveles”, entre otros, conforman una comunidad de seres un tanto perdidos, suspendidos en una suerte de normalidad alienante que hará que toda acción que emprendan desemboque en tragedias existenciales apenas perceptibles para el universo que los rodea.
Se ha dicho varias veces que la literatura de Alejandra Costamagna tiene un carácter envolvente, incluso ella misma lo ha aceptado en cierta oportunidad, hablando sobre su novela El sistema del tacto, finalista del premio Herralde de novela 2018. En Imposible salir de la tierra, lo que envuelve a los personajes en el devenir de cada relato, es la sensación de que toda salida es imposible, las chances se minimizan, se cierran. La falta de aire aumenta con cada página y se combina con la proyección cada vez más acrecentada de desesperanza, hastío, hartazgos y duelos.
De repente nos vemos dando la orden de existir, sobrevivir, de dirigir nuestros destinos; como le mandamos a nuestro brazo muerto entre el sueño y la vigilia. Lo hacemos porque Alejandra Costamagna nos convierte en sus propios personajes y por un momento vivimos una realidad paralizada, asfixiante, agobiada por las condiciones desgastantes de la existencia. Lo demás es solamente la pelea infructuosa por despertar del sueño de la realidad.
