Lecturas: Ornamento
Rodeado por bestias
Por Anahí Flores
Ornamento, la novela de Juan Cárdenas, está dividida en tres partes. Las dos primeras tienen forma de diario, con entradas breves. Eso hace que la historia sea ágil y se lea rápido. Se trata del diario de un científico que está probando una droga nueva. Empieza contando que llegaron cuatro mujeres voluntarias al laboratorio en el que él trabaja. Las identifican por un número: 1, 2 y 3 demuestran comportamientos esperables, pero 4 resalta desde el primer día. Mientras las primeras tres se duermen luego de que les aplican una droga, 4 reacciona diferente: se mantiene despierta y no para de hablar —no queda claro si cuenta recuerdos propios o si el monólogo es producto de la droga que acaban de darle—. A medida que la novela avanza, el científico entra en un estado de fascinación por la número 4. La invita a la inauguración de la muestra de su esposa —una artista plástica en decadencia que suele pasar todo el día en su casa, narcotizada— y a partir de entonces empieza una relación entre los tres.
El laboratorio está rodeado por un bosque y vigilado por perros y monos. Más allá, también, hay una cerca electrificada. Aparece, como una constante, la violencia de la ciudad y los sistemas de seguridad por todos lados. Sin embargo el protagonista no siente miedo, al contrario: le atrae poder andar en auto, de noche y por calles oscuras, sin experimentar temor. No tiene problema en meterse en barrios en los cuales la gente de su nivel social no entraría. Una curiosa preocupación del científico es si se llevarán bien los perros con los monos. Le gusta apartarse del trabajo e ir a caminar por el bosque con los animales. Dice: Me siento como una estampita de San Francisco de Asís, rodeado por bestias.
En una escena en el laboratorio me topé con una frase que, dadas las circunstancias actuales de pandemia y cuarentena, tuve que subrayar en mi ejemplar: Solo recuerdo los ojos desnudos encima del tapabocas.
Ornamento, de Juan Cárdenas. Editorial Sigilo, 2019.
